miércoles, 4 de abril de 2012

Ya no me invitan a las bodas

Hace mucho que no me invitan a una boda. Y es una verdadera lástima porque soy de lo mejorcito para invitar a una boda. Me esmero en escoger el regalito ideal para los novios, llego lo suficientemente temprano a la iglesia como para que los novios noten mi presencia a la salida y me pongo esos zapatitos y esos vestiditos tan poco comunes en mi arreglo diario que me hacen ver como gente "bien". También suelo amenizar, con comentarios agradables, la mesa en la que me ubican, bailo un poco, no voy al baño a retocar mi maquillaje cada cinco minutos y me comporto. Me retiro tarde y me despido siempre, deseando lo mejor a los nuevos esposos. Insisto, entonces no entiendo por qué no me invitan. ¿Será que la gente ha dejado de comprometerse? ¿será que prefieren no gastar y mejor invertir "ese" dinerito en un enganche de un departamento? ¿será que por mi edad ya estoy demasiado vieja para ser amiga de la novia y demasiado joven para ser amiga de los papás de la novia? No entiendo. Deberían invitarme más a las bodas.

1 comentarios:

Fede dijo...

Muy divertido.

A mí me invitan a pocas bodas. La gente no se casa mucho y, cuando se casa, no quiere a un cínico dando vueltas por ahí, mirándole elescote a las damas de honor.