jueves, 29 de marzo de 2012

Qi falaq?

Lo bueno de estudiar árabe libanés es que es de lo más inútil, pues fuera de la clase no se puede utilizar con nadie y nadie puede criticar tu pronunciación. Lo malo del asunto es que da mucha hambre. Comienzas a hablarlo y en lugar de transportarte en tu alfombra mágica a un reino lejano, te transportas a una cocina oriental, donde alguna matrona cejuda y narizona está moliendo habas, picando piñones y pelando dátiles... mmm... ¡ahora entiendo a Zaida, Zoraida y Zorahaida!