
El post de Luc sobre recomendar una ciudad me puso a pensar. ¿Qué tanto somos producto del entorno, en este caso ciudad en la que vivimos? Me queda claro que mis Michelines serían de menor rodada si no acudiera a los tianguis cada semana a comer tacos de mixtote, o que tal vez no estaría tan informada si no tuviera que pasar 3 horas diarias de mi vida en un auto oyendo noticiarios, o que mi horizonte sería más lejano si mi vista no se topara con montañas cada vez que admiro el paisaje. Todo esto me queda claro. Lo que no estoy segura de saber es qué tanto o cuánto diferente sería yo, en mi esencia, de vivir en otra ciudad. Seguramente que de vivir en París asistiría a manifestaciones, en Londres al teatro y en Buenos Aires no saldría del Ateneo pero la pregunta es: ¿cambiaría mi esencia? ¿lo que soy, lo que pienso, lo que siento? ¿cambiaría yo en realidad?