jueves, 22 de octubre de 2009

2-9-9-8

2a. parte del post sobre Numerología.

Pues he aquí que como decía en el post anterior, me quedé inquieta con el asunto de los 11's por aquí y por allá. Máxime cuando me puse a buscar por Internet y todo me llevaba a las Torres Gemelas de NY... brrr. Así que decidí probar otra fuente. Afortunadamente, una persona que conocí hace tiempo me dio la referencia de una numeróloga por demás famosa. Tan famosa que sus citas hay que apartarlas con 4 meses de antelación. Así lo hice, pensando que para cuando estuviese yo en su consulta el once se habría vuelto 5 ó 6 entre calor deshidratante e impuestos abusivos. Pero no fue así. Suertudota como soy, en unas cuantas semanas me llamaron para avisarme que había una vacante y que si deseaba, la podía tomar esa misma tarde. Así que me inventé cualquier pretexto en el trabajo y allá me lancé.

La numeróloga en cuestión, una mujer de mediana edad, con un perrito faldero bastante travieso, calzaba botas, mallones y un chal anudado como capa, lo cual la hacía muy parecida al Gato con Botas. Después de esperar bastantes minutos me recibió en un salón con una gran foto de Abu Simbel y una ventana que daba a un árbol con un nido. Inmediatamente pidió mis números de nacimiento y en menos que canta un gallo comenzó a grabar, sin siquiera mirarme a los ojos, como si alguien le estuviera dictando. También tomaba notas en un papel de una manera que parecía incoherente, circulando números y subrayando palabras como 9298, Judia, Papa, Rabino, Suicidio, Karma, Líder Espiritual y no sé qué tantas cosas más. Luego de un rato, resultó que para la numerología que ella maneja no hay 11's, así que yo soy un vil 2. Nada de especial, de cósmico ni de extraordinario. Soy un ser como los demás, con un pasado y un futuro nada interesantes y con muchos pendientes qué resolver en el futuro inmediato. En pocas palabras, salí mareada, cansada y por qué no decirlo, decepcionada. No en balde a todos nos gusta que nos digan que somos los seres supremos, que como nosotros uno cada mil años, que el mundo está a nuestros pies y blá blá. Nada de éso. Soy una tipa común y corriente. Me siento decepcionada.