martes, 27 de noviembre de 2007
Los gringos
1. Nunca estás demasiado gorda ni demasiado fachosa.
2. No eres ni “Lic.”, ni “Ing.”, ni “Dr.” Ni nada de eso. Sólo tu nombre de pila y en diminutivo.
3. Para invitarlos a cenar a tu casa, sólo basta un filete término medio y una bola de Haagen Dazs.
4. No hay complicaciones ni rollos. O les gusta o no les gusta. Y te lo dicen sin tanta preocupación.
5. Puedes gritar, llorar, reír en público a carcajadas, sin temor a hacer el ridículo.
6. No tienes que saludar de beso o de mano a toooooooodos los que llegaron antes que tú, basta con un ruidoso “Hi everybody!”.
7. Puedes regatear en el Saks, en el super, en todos lados, menos con la poli.
8. Las 8 siempre son las 8, no las 8 y cuarto o las 8 y media.
9. No te limitan las bolsitas de catsup ni las veces que rellenas tu refrescote en el Burger King.
10. Y finalmente... ¡porque saben cambiar focos, cortar el pasto y cambiar el empaque de la lavadora!
Cosas que no me gustan:
1. Que anden por la vida en shorts largos y tenis blancos.
2. Que hasta el que pasa con la máquina barredora de nieve te hable por tu nombre de pila y ¡hasta con diminutivo!.
3. Que no aprecien tu opípara cena y prefieran un filete y una bola de helado ¡de vainilla!.
4. Que son taaaaaan directos que hasta son rudos.
5. Que son exhibicionistas y les encanta gritar y hacer escándalos delante de tooooodo mundo.
6. Que nadie te toca y sólo te saludan con un “Hello to all”.
7. Que ya que pagaste unos zapatos Prada carísimos en el Saks, te das cuenta que la mensa que venía atrás de ti regateó y le dieron descuento. ¿Quéeeeeee? ¿no hay precios fijos?
8. Que son demasiado exagerados con la puntualidad. Nada de tolerancias y si te tocó tráfico, ya te tocó ver una carota o que se fueran.
9. Que son la cultura del desperdicio y tiran al por mayor refresco, las bolsitas de catsup y demás.
10. Y finalmente porque son unos tacaños que no quieren gastar en jardineros, electricistas y plomeros!!!!
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Espejito, espejito...
Como el otro blog inició como un blog "serio" (¡claro! el primer post fue sobre el por qué de las piernas arqueadas de las japonesas, tema cuantimás serio cuyas repercusiones políticas, económicas y sociales pasarán a la posteridad!), de repente me vi en la necesidad de postear cosas más triviales. Mi otro yo, o más bien, toooooooooda yo, es (soy) tremendamente vanidosa, consumista y clasista (mi parte política me lo reclama, pero nimodo). Así que habia que crear un blog donde pudiera hablar de mi debilidad por las bolsas LV y Gucci, las plumas fuentes y la latería gourmet. Del placer orgásmico que me provoca acariciar mi Gaucho de Dior (es una bolsa, eh?!!!!!), abrir una lata de foie gras d'oie truffé y escribir con mi Diabolo de Cartier en mi cuaderno de hojas de pergamino y pasta de piel... Ese era el propósito de este blog. Ahora, ¿qué nombre se le pone a un blog así? Pues nada más representativo de la vanidad que un espejo... ¡claro, éso es! ¿Qué hay más enigmático que un reflejo en un espejo? Un reflejo que nos muestra cómo nos ven los demás, si estamos lindas o guapos, bien proporcionados o deformes, si el tono de nuestra piel muestra salud y optimismo... Por ejemplo, yo siempre me he sentido como el hombrecillo de Gogol, que vivía a una nariz pegado, pero al verme en el espejo sólo veo una nariz ancha y grande eso sí, pero proporcionada con mi cara, o sea ¡nada que ver! Por otro lado, los espejos pueden ser, como decía Lewis Carroll, puertas a otras dimensiones, o pueden contener, como decía Borges, todo el pasado, presente y futuro concentrado en un punto. Así que, ¿qué cosa más superficial y más profunda al mismo tiempo que un espejo? ¿y qué hay con el espejo de Blancanieves que aunque no sabía mentir, tenía todo el conocimiento del mundo en él... Por éso: "Espejito, espejito..."
jueves, 15 de noviembre de 2007
Hiperrealismo
No se le vé el bolso de piel marrón ni los zapatos de tacón, y para domingo el vestido está horrendo, pero bueno, esta Penélope me gusta. Supongo que su nombre tiene que ver con la mirada, algo está esperando esta mujer, y por su expresión, ya lleva un rato. Así estoy yo, nomás esperando a ver a qué horas me hablan los del Palacio para decirme que me gané el Mercedes, los de Banamex para avisarme de mi deuda cancelada y los de American Express para entregarme el millón de millas con las que podré volar a todo el mundo... a ver a qué horas, eh?
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La opípara cena ampliamente comentada en este espacio, se pospuso por fin de semana excesivo, o séase ¡puente! ¡Yupi yupi yupi! Mely nos invitó a Valle, así que, ¿quién quita? Igual y la replanteamos allá... mmm... trincho el pan, lo introduzco cuidadosamente en la marmita con el queso caliente, giro el trinche, levanto el pan, levanto la vista, miro el lago al fondo, volteo a ver la chimenea crepitante, llevo el trinche a mi boca con el pan envuelto en un aromático queso Gruyere-Emmental con Kirsch y ¡aaaaaaay! me quemo. Además de que por estar oscuro no alcanzo a ver el lago y la chimenea no crepita porque no la prendemos por temor a morir intoxicados con monóxido de carbono... suspiro...
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En mi otro blog hablé de La Fiesta de Babette... ¿será que nada más pienso en comida? Dios Mío, escucha mis súplicas: ¡¡¡¡¡¡¡¡quiero ser talla 4 otra veeeeeeeeez!!!!