De un tiempo para acá, Japón me tiene obsesionada. Aunque hace un par de años gracias a una beca tuve la oportunidad de estar allá, no puedo decir que lo conozca, Estar en una residencia de estudiantes perdida en una ciudad industrial en pleno invierno japonés no me hizo conocer el país, aunque aproveché los fines de semana para moverme a mi antojo. Me sorprendieron el orden, el silencio respetuoso en las calles, ellos con sus trajes negros y sus gadgets y ellas con sus piernas chuecas y sus tacones altísimos. Me hice la promesa de regresar con tiempo para conocer más a fondo el país y las costumbres.
Luego, hace unos meses, mi amiga O me prestó un libro de Murakami, Kafka en la orilla. Y volví a pensar y soñar con Japón, con esos estanques japoneses y esas bibliotecas que se antojan tan silenciosas y tan ordenadas, con bibliotecarios corteses y hermosos.
Mientras tanto, mi pequeño P, vive su vida con caricaturas japonesas: Dragonball Z, Pucca, Pokemon y todos esos pequeños seres violentos de ojos redondos que utilizan recursos tecnologicos sumamente avanzados. Sigo en Japón.
Por otro lado, la semana pasada estuvieron transmitiendo durante varios días la película Babel, de González Iñárritu, en donde parte de la historia gira alrededor de una adolescente japonesa. Y volvì a pensar en Japón
Más aún, mi madre viaja a China después de los Juegos Olímpicos, y pasará luego unos días en Japón, así que ha estado leyendo sobre el país y lo ha estado comentando cuando nos reunimos algunos fines de semana familiares a comer. Japón de nuevo.
Y bueno, ayer fui a cortarme y arreglarme el pelo. Cabe decir que soy una persona a la cual le gusta cambiar su apariencia constantemente. No soporto verme igual año tras año, aunque la naturaleza haga lo suyo. Prefiero cambiar el corte, el color, el largo. Siempre pienso que los cambios, de este tipo de cambios, son buenos y que me atraerán buena suerte. Y pues ayer pasó lo que no pasó en mis 20's ni mis 30's. Como dicen las abuelitas, "a la vejez, viruela". Mi nuevo corte de pelo es con fleco. Sí, fleco que me hace lucir más joven, pero también creo, un poco tonta. Y no puedo dejar de pensar que parezco adolescente japonesa. Ya sólo me faltan los ojos redondos como de caricatura y los pies chuecos. Japón otra vez.
Tengo que hacer algo inmediato: necesito 2 años sabáticos para Japón. Quiero estar en Japón.