martes, 19 de junio de 2007

Salma Hayek embarazada


Ay, ¡pero qué fea se ve! Tan acostumbrados que nos tenía a su figura perfecta, con vestidos entallados, bien peinada y maquillada y ahora la vemos con una batita que resalta no tanto su panza, sino su anchura. Ya sé, ya sé, me van a criticar por el típico "toda mujer embarazada es hermosa", "ve lo iluminada que está su cara", etc. etc. Pero no, yo que en mi fuero interno (pero muy interno!) pensaba que las mexicanas morenitas y chaparritas teníamos posibilidades de vernos como ella. Claro, con algo de dieta, una de esas fajas milagrosas que anuncian por la tele, una plancha de pelo y un WonderBra, ¡ya está! Claro, hay que añadir el rimmel de L'Oreal con el que Penélope Cruz se ve como los de Naranja Mecánica y unos buenos Manolos o Loboutins. ¡Y ya está! Lástima, creo que a partir de ahora ya no pensaré en ella como la guapisima y cabroncísima mexicana que ha triunfado a pesar de su físico y su nacionalidad (con ayuda claro, del dinero de papi y de su gran talento) y me la imaginaré como la gordita greñuda que se casó con el francés pelón que tiene toda la lana del mundo. Nimodo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola:

Realmente no importa tanto el físico, sino la belleza del alma.
Personalmente conozo a varias chaparritas cuerpos de uva que realmente arrancan suspiros, no por su belleza física, sino por su guapura espiritual y gran inteligencia.

Darth Tater dijo...

Claro que es mejor tener un alma bella. Pero a ver, ¿quién niega que Salma se veía mejor antes y que el alma no se nutre con Manolos ni Wonderbras, pero el cuerpo qué bien se ve!